miércoles, 28 de octubre de 2009

CONOZCAMOS EL CONDOR




El cóndor de los Andes es el ave emblemática del escudo de Colombia. Es el ave voladora más grande del mundo. Con sus alas desplegadas llega a los 3,4 m y su longitud de pico a cola es de 1,6 m. Su peso puede llegar hasta 12 kg. El cóndor, al igual que las otras seis especies de carroñeros del Nuevo Mundo, pertenece a la familia Cathartidae, palabra derivada del griego "Kathartes" que significa "el que limpia".


Se reproducen cada 2 años, ponen un solo huevo que incuban ambos padres durante 58 días. El juvenil se mantiene con sus padres por más de un año. Llegan a la edad adulta a los 8 años y pueden vivir hasta 50 años. Se sabe que son monógamos durante toda la vida.
La importancia del cóndor en el país es más cultural que ecológica: el cóndor está muy ligado a nuestras tribus indígenas, quienes lo llamaban el 'mensajero de los dioses'. Cundinamarca, por ejemplo, significa el reino de los cóndores, lo que confirma que, abundantes o no, los cóndores fueron siempre un emblema del corazón colombiano.


Para el primer censo, hecho en 1987, la población no superaba los 80 animales. En agosto de 1991, en Pampa de Achala, Córdoba, Argentina, se dio origen al Proyecto de Conservación Cóndor Andino (PCCA), organizado por el Zoo de Buenos Aires, la Fundación Temaikén y la Fundación Bioandina Argentina, y que cuenta con el apoyo de prestigiosas instituciones nacionales e internacionales. Su principal objetivo es asistir a la conservación de estas fabulosas aves y su majestuoso ecosistema, a todo lo largo de la cordillera, para asegurar su supervivencia.
Según Germán Corredor, quien se ha dedicado al estudio de estos animales, es difícil calcular con exactitud cuántos cóndores nacieron y habitan en su estado natural actualmente, pero se estima que existe una población en el norte del país, en las alturas de la Sierra Nevada, de unos 40 o 50 cóndores. Una cifra tan ínfima que no hay que ser un duro en temas ecológicos para saber que se encuentra en un estado crítico. Se ha declarado extinto en Venezuela en 1965; en Colombia y Ecuador sobreviven menos de 100 ejemplares silvestres; Perú y Bolivia vieron reducidas sus poblaciones naturales, y si bien Argentina y Chile sostienen las mejores poblaciones silvestres, ya se han registrado extinciones locales.



Gracias a los programas que lideran los Parques Nacionales Naturales, en Colombia se ha logrado la reproducción en cautiverio de estas aves, para luego ser liberadas no sin antes habérseles instalado transmisores con los cuales los biólogos podrán hacerles seguimiento mediante equipos de telemetría, con los que se pretende conocer los corredores montañosos sobre los que se están moviendo.

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